lunes, junio 26, 2006

Los medios no son imparciales

La irrupción de los multimedia e Internet produjo grandes transformaciones en el campo de la comunicación, en los aspectos tecnológicos y en la esfera económica. Estos cambios son significativos porque implican un cambio de paradigma, de percepción del rumbo del mundo y una crisis de inteligibilidad. Los medios de comunicación no son ajenos a estos cambios producidos por el efecto de la globalización, ni a su monopolización por parte de las grandes empresas. En este sentido Ignacio Ramonet plantea que hoy se están produciendo grandes fusiones entre los mastodontes de la telefonía, el cable, la informática, la televisión, la publicidad, el cine y el video. Se sueña con un mercado perfecto de la información y comunicación y se lo imaginan construido según el modelo del mercado de capitales y de los flujos financieros. Creo que es importante dar cuenta del contexto global en que se inscribe el desempeño de los medios de comunicación masiva puesto que éstos responden a los intereses económicos de esos monopolios. No es poca cosa reflexionar acerca de lo que diariamente los media nos transmiten, que se entiende por información, cómo se construye y cómo se ensambla y hasta que sentido construyen de la realidad, de la democracia.... Si bien hoy los cambios tecnológicos ha experimentados grandes cambios y progresos, en lo que tiene que ver con la construcción de una sociedad más justa y más democrática queda mucho por discutir, analizar y proyectar.... En este trabajo, considerando las cuestiones antedichas, se desarrollará los presupuestos con los cuales hoy se manejan los medias y por ende que implica para el periodismo y para el ciudadano, consideran que los medios no son libres e imparciales, y que la información que brindan no es la necesaria para que los ciudadanos defiendan sus derechos (Mauro Wolf) Imitar la Televisión Mauro Wolf sostiene que muchas personas tienen la ilusión de que mirando TV, cómodos en sus casas, adquirirán la información del mundo, pero en la sociedad nadie tiene la información necesaria para defender sus derechos Muchos ciudadanos creen que confortablemente instalados en el sofá de su salón mirando en la pantalla una gran cascada de acontecimientos basado en imágenes fuertes, violentas y espectaculares, pueden informarse son seriedad. Pero esto es un grave error: 1-porque el periodismo televisivo, estructurado como una ficción, no está hecho para informar sino para distraer; 2-porque la sucesión rápida de noticias breves y fragmentadas produce un doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación 3-porque querer informarse sin esfuerzo es una ilusión mas acorde con el mito publicitario que con la movilización cívica. Para Ramonet , el periodismo de antes apostaba al rigor y la frialdad conceptual ateniéndose a los hechos, datos y pruebas, pero todo esto se ha ido modificando bajo la influencia de los media de información dominante que es la TV. El telediario en su fascinación por el “espectáculo del acontecimiento” ha desconceptualizado la información y lo ha ido sumergiendo progresivamente en la ciénaga de lo patético: si la información que pasan en el telediario es verdadera, la información es verdadera. Ahora es la televisión la que construye la realidad, provoca el shock emocional y condena al silencio y a la indiferencia los hechos que carecen de imágenes. En el nuevo orden de los media las palabras o los textos no valen igual que las imágenes: “una imagen vale mas que mil palabras” se dice hoy en día, y está permanentemente en nuestro discurso formando parte del sentido común. En este sistema se va abriendo camino la idea de que hay valores importantes (instantaneidad, masificación) y valores menos importantes (los criterios de verdad) la información se ha convertido en mercancía. Ya no tiene una función cívica, porque son las leyes del espectáculo las que mandan sobre las exigencias y el rigor de la información. Y la fragmentación sutil de la actualidad en un mosaico de hechos separados de su contexto tiene como objetivo distraer y divertir en función de lo accesorio. Y evitar que se reflexione sobre lo esencial a partir de la información. Hasta la prensa escrita esta en crisis, hay un descenso de difusión y una gran perdida de identidad, todo esto debido a una mutación en los conceptos básicos de periodismo. En primer lugar, la misma idea de información. Informar era proporcionar de alguna manera no solo la descripción precisa- y verificada- de un hecho, un acontecimiento, sino también aportar un conjunto de parámetros contextuales que permitieran al lector comprender su significado profundo. Todo esto ha cambiado bajo la influencia de la televisión que ocupa un lugar preponderante y expande su modelo. El telediario gracias a su ideología del directo y del tiempo real ha ido imponiendo poco a poco un concepto distinto de la información. Informar es ahora “enseñar la historia sobre la marcha” o hacer asistir al acontecimiento, lo que muestra la importancia de la instantaneidad, el directo que solo puede ofrecer la TV y la radio, esto hace envejecer a la prensa diaria que acepta la imposición de tener que dirigirse no a ciudadanos sino a telespectadores. Y el objetivo para el telespectador es solo su satisfacción. Y así se establece la ilusión engañosa de que ver es comprender y de que cualquier acontecimiento por abstracto que sea, debe tener forzosamente una parte visible, mostrable, televisable. Para informar se recurre a la victima, el salvador y el dignatario. El acontecimiento es mostrado a la vez en todo el alcance de su horror y explicado en su lógica. La información construida de esta manera se dirige a la emoción y a la sensibilidad. Se trata de un “chantaje por la emoción” y esto acredita la idea de que la información no importa de cual se trate, siempre es simplificable, reductible, convertible en espectáculo de masas, divisible en un cierto numero de segmentos-emociones: se apela a la emoción más que a la racionalización El periodista puede ser considerado, en este contexto como el “analista del día”. Es rápido si consigue analizar lo que ocurre en un día. Un periodista tiene cada vez mas tendencia en convertirse en un conducto. Es el hilo que permite empalmar el acontecimiento y su difusión. Y no tiene tiempo de filtrar, de comparar porque si pierde demasiado tiempo en hacerlo será reprochado por sus colegas. Stella Martini reconoce que las innovaciones tecnológicas (la vigencia de las transmisiones en directo, entre otras) y las lógicas mercantilistas han producido severos cambios en la concepción del trabajo periodístico, traducidos en un mayor conformismo con respecto a la validación de fuentes de información, a la aceptación de una escasa interpretación de las imágenes y a una reducción en la comprensión del mundo. Los nuevos recursos que utiliza, por ejemplo cuando algo sucede es buscar especialistas, realizar reportajes y entrevistas, porque pretende dar un sello de autenticidad a lo que no es mas que una serie de aseveraciones apresuradas. Las imágenes son un problema porque los hechos realmente serios suelen ser difícilmente representables. Por esto los reporteros llegan hasta dirigir cinematográficamente los comportamientos de la gente con el fin de dramatizar mejor el acontecimiento, aunque no sea verdad.... Otro concepto que se ha modificado es el de la veracidad de la información. Un hecho es verdadero no porque correspondan a criterios objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes sino porque otros medios repiten las mismas afirmaciones y las “confirman”. Si la TV emite una información (a partir de una noticia o una imagen de agencia) y si la prensa escrita y la radio la retoman ya se ha dado lo suficiente para acreditarla como verdadera. En esta lógica, los media (y los periodistas) se repiten, se imitan, se copian, se contestan, se mezclan hasta el punto de constituir un único sistema de información en cuyo seno es cada vez más arduo distinguir las especificaciones de tal o cual medio tomados por separado. Los media se encuentran cada vez mas entrelazados unos con otros, comparten la agenda. Funcionan en bucles de forma que se repiten y se imitan entre ellos. Y, ante esa verdad, el receptor no tiene criterios de apreciación ya que no puede orientarse mas que confrontando unos media con otros. Y si todos dicen lo mismo esta obligado a admitir que ésa es la verdad. Esta imitación delirante provoca un efecto de bola de nieve, cuanto mas hablan los medias de un tema mas se persuaden colectivamente de que ese tema es indispensable y que hay que cubrirlo mas, dándole mas tiempo, mas medios, mas periodistas. Los medias se autoestimulan de esta forma, se sobreexcitan unos a otros, multiplican la emulación y se dejan arrastrar en una especie de espiral desde la sobreinformación hasta la nausea Ha cambiado hasta la forma de censurar- que no implica que no exista censura- que consiste en superañadir y acumular información La información se oculta porque hay demasiada para consumir y no se percibe la que falta. Antes el poder era el control de la información, el control de la circulación de la comunicación. Hoy la información es abundante, lo que no quiere decir que las informaciones sean falsas o la censura ha desaparecido. Tan solo han cambiado de naturaleza. Nadie las controla. O no se las controla de la misma manera. Ha cambiado el periodismo, ha cambiado la información, el papel del periodista, y el lugar del receptor en este contexto que se reduce a ser testigo de los acontecimientos pero no de ser participante. El concepto de información ha mutado y lo paradójico es que si bien la innovación tecnológica ha logrado transformaciones difíciles de aprehender, esto no ha contribuido para que los periodistas puedan poseer un modo distinto de argumentar. Por el contrario, persiste lo que Mauro Wolf llama efecto de burocratización de la información, que implica nuevos modos de argumentar basado en el ensamblaje y en que las profundizaciones son abandonadas. El producto de la información es procesada a un intricado ensamble de partes y segmentaciones del trabajo, cuya opacidad contrasta con la declarada ilusión periodística de servir de horizonte de transparencia a la sociedad Y esto es lo que tenemos que plantearnos, es decir si en este contexto no se está poniendo en riesgo la democracia, si en realidad con estas nuevas conceptualizaciones se tiende a provocar una desmovilización cívica. Nada es ingenuo en este mundo, y hay que considerar que los media históricamente siempre han respondido a los intereses del gobierno de turno y a mantener su statuo quo. Es necesario recuperar la idea de que el periodismo es una práctica investida de poder que tiene capacidad para aportar al ejercicio de la ciudadanía o para atacarla. id="El título del artículo". [+/-] Seguir Leyendo...

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